Claas Lexion 540 para la cosecha del girasol

Después de tener una primavera y verano casi totalmente seco que ha provocado que la cosecha se adelante casi un mes, el girasol ha tenido un buen rendimiento. Recuerdo cuando estuvimos labrando los girasoles en el mes de junio, comentamos que necesitarían algo de lluvia durante el verano si queríamos tener una buena cosecha. No ha llovido, pero la media ha estado entorno a 850kg/ha. Teniendo en cuenta que el precio del girasol este año es muy bueno (entorno a 500€/t), podemos concluir que hemos tenido suerte y nuestra cosecha ha sido fantástica.
Respecto a la jornada de trabajo, comentar que la Claas Lexion 540 trabajo a la perfección como siempre y pudimos cosechar unas 30ha en el día sin ningún problema y sin prisas…la campaña del girasol es diferente a la campaña del cereal. Los agricultores estamos más tranquilos, ya que las parcelas son más pequeñas y no es tan urgente el cosecharlos.
El cabezal de corte es el que usan para el cereal, pero adaptado con unas bandejas donde caen los girasoles una vez que son cortados. El molinete también es diferente, ya que se requiere que empujen para adentro a los girasoles que están en las bandejas y algunas veces esto requiere una importante fuerza por lo que unas palas son puestas en el molinete.

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Entrega de ajos

La semana pasada fuimos a la cooperativa para entregar los ajos. Esta tarea se hace en tres veces, por lo que cada socio tiene que esperar a que le llegue su turno. La cooperativa de ajos «San Julián» de nuestro pueblo (la cual forma parte de Coopaman), está durante todo el mes de agosto recibiendo ajos de los socios (entorno a 5 millones de kilos). Los operarios trabajan en dos turnos de 8 horas cada uno para cumplir con el objetivo. El trabajo es duro y aún más debido a la gran cantidad de polvo que los ajos generan cuando son clasificados.

El agricultor sólo se ocupa de cargar los remolques con los palots para llevarlos a la cooperativa. Alli son descargados por la carretilla elevadora Linde y son volteados en las tolvas de la clasificadora. Una vez que pasan por esta máquina, se les pone una etiqueta de trazabilidad que no perderán hasta que sean vendidos. En esta etiqueta se encuentra un código de barras que identificará al socio, la parcela, fecha y hora de entrada a la cooperativa, tipo y calibre de ajos,… En este proceso también se evalua la calidad revisando el estrio por las diferentes clasificaciones.

Finalmente, los ajos son metidos en cámaras frigoríficas que los mantendrán en torno a -3 ºC hasta que son preparados para su comercialización. De esto se encargan las mujeres: los limpian, pelan y meten en diferentes cajas de cartón, madera, plástico, bolsas de diferentes tamaños,…