Después de este año tan malo en cuanto a cosecha se refiere (hemos cosechado un 10% del cereal y no se ha podido recolectar nada de la leguminosa), llegamos a puerto con las olivas con una grata alegría ya que hemos culminado todo un año de trabajo con unos resultados bastante aceptables en nuestro olivar. Es cierto que algunos de los olivares no han tenido aceituna pero sí que otros, los más jóvenes, han tenido un buen rendimiento.
Para poder conseguir estos buenos rendimientos en el olivar hemos tenido que hacer un trabajo preciso y perseverante, que comenzó con una poda adecuada, un manejo de suelo correcto y unos tratamientos fitosanitarios y de abonado adecuados. Cuando se hacen estas tres cosas, el olivar suele agradecértelo con unos buenos rendimientos.
Los olivares que hemos recolectado fueron plantados en los años 2018 y 2019, por lo que prácticamente han entrado en producción este año. Es cierto que el año pasado ya recolectamos algo en ellos (unos 500kg) y este año hemos tenido algo más de 4.000kg. En contra, el olivar más antiguo (tiene unos 30 años), no ha tenido producción, por lo que nos han faltado otros 5.000kg. Además, el olivar que destrozó la famosa Filomena (plantado en 2017) y que tuvimos que cortar a ras de suelo, aún se está recuperando y la producción es nula después de 6 años de su plantación (el año que viene tenemos esperanza de ya recolectar ese olivar).
En definitiva, es una alegría poder tener una producción buena después de un verano catastrófico de cereales y leguminosas… tenemos que reconocer que el girasol tampoco fue malo aunque los rendimientos obtenidos fueron bastante normales… Seguiremos trabajando el olivar para que las parcelas que este año no han tenido rendimiento lo tengan el año que viene y para eso, lo primero será realizar una correcta poda.